viernes, 26 de mayo de 2017

Confesiones de un organizador

Hace unas horas recibí una propuesta de Lobo con unas líneas e ideas que aportaba para hacer una entrada acerca de las vicisitudes varias que tiene la organización de un torneo. Lo cierto es que, en vista de lo que se desató en Jugger España, creemos que es necesario un pequeño recordatorio de las razones por las que hacemos esto.

Parafraseando a Lobo, montar torneos es un marrón. Es algo que requiere muchas horas de trabajo y esfuerzo visible (podéis ver a los organizadores yendo y viniendo durante todo el torneo) y muchísimas más horas de trabajo invisible (el que vosotros no podéis ver, las horas que se invierten en el sistema del torneo, las de las inscripciones, las reuniones hasta las tantas de la noche para cuadrar presupuestos y tratar de anticiparse a los problemas que puedan surgir). La putada complicación de intentar anticiparse a los problemas es que la realidad siempre va un paso por delante y te plantea situaciones que no te imaginaste en su momento.

Una de las cuestiones más problemáticas en una organización es siempre la del dinero. Para qué engañarnos, vivimos en un país en el que no nos gusta pagar por nada. Los hay a los que no les gusta pagar a Hacienda, otros no pagan sus trajes, hay quien incluso mete la mano para sacar más...España, qué os voy a contar. Los que seáis con tengáis familiares que sean profesionales liberales (abogados, arquitectos, diseñadores gráficos, etc.) sabréis que los clientes siempre son muy reticentes a pagar por según qué cosas. Por algún motivo, no se acepta socialmente que haya que pagar por según qué servicios. En el Jugger pasa algo parecido, los habemos que hemos estado en otros deportes y estamos acostumbrados a pagar bastante más por eventos más completos y con más servicios. Luego tenemos al que no viene de ningún deporte, ese que ha vivido los tiempos de los regionales a 2€ y los nacionales a 5€. Ese que no sabe que, últimamente, se está teniendo que pagar para conseguir instalaciones en cada vez más municipios de España. Ese que no sabe que hay que tener un seguro de responsabilidad civil, ese que no sabe qué precio tiene un seguro de accidentes deportivos (que encarece más todavía el precio de la inscripción, creedme). Ese que dice no tener dinero para torneos, pero tiene su paquete de tabaco y sus gramos de otras cosas semanalmente en su cartera. Ese que prefiere afirmar que el aumento de precio de inscripción se debe a que los organizadores pretenden sacar un sueldo de ello. Es por culpa de esa clase de gente -la que critica sin aportar- que cada vez hay menos gente y menos ganas de organizar torneos. 

En el tema económico siempre hay un problema inicial bastante gordo, que son los pagos previos al torneo. Ese es el motivo de que se cierren las inscripciones una semana o dos antes del torneo, por eso el precio de pago in situ es mucho mayor y por eso no se deberían devolver las inscripciones a nadie, por el motivo que sea. Lobo puso un ejemplo muy edificante con respecto a esto: "Si yo compro mi entrada para el concierto de Metallica y me da fiebre el día antes, eso a los Metallica se la suda". No es una cuestión de usura, es una cuestión de compromiso y responsabilidad. Admito que no tengas culpa de que te atropelle un coche un día antes del torneo, pero desde luego la organización tiene menos culpa todavía, como para tener que asumir esa pérdida. Supongo que porque somos pocos y nos conocemos todos, esa clase de prácticas se han generalizado, pero no creo que deban ser de uso común en un futuro. 

La siguiente cuestión problemática son las tareas propias del torneo. Como ya hemos dicho, hay cantidad de horas de trabajo conjunto detrás de cada torneo; desde buscar y negociar el campo, crear y repartir el sistema de torneo, manejar las inscripciones, la recepción, la intendencia...una barbaridad que se debe repartir en, muchas veces, demasiadas pocas manos. Algunas de esas tareas se llegan a subcontratar (limpieza o seguridad, son las más comunes) porque, simplemente, a los organizadores no les da la vida para montar el torneo, jugarlo y luego recogerlo todo, además de velar porque nadie llegue borracho a las 6 de la mañana del domingo y tenga bronca con gente por culpa de que sus musculitos le embotan el cerebro eh, Mike. Se ha llegado incluso a pedir favores a amigos que poco o nada tienen que ver con el Jugger, pero un torneo puede montarse con mi sudor, pero no con el de mis amigos, que diría nuestro rastaman.

No soy partidario de usar el concepto cuñado, más que nada porque se ha generalizado y ha llegado un punto en el que tildar algo de cuñaos ya me parece de cuñaos, pero lo cierto es que la ocasión lo merece. Esa manifestación cuñadista de "ese trabajo lo podéis hacer vosotros porque siempre se ha hecho así". Ay, querido pervertido pervertido porque te follas a mi hermana. Fóllate a la tuya si quieres, guarro, que algo se haya hecho siempre así no quiere decir que esté bien hecho o que sea sostenible. Es muy fácil opinar sobre una administración cuando no se ha llevado a cabo ninguna. Cuando tienes que afrontar un pago de casi 1.000€ por unas instalaciones (no es broma), el precio del torneo ya se te encarece una barbaridad. Si añadimos los seguros y una ambulancia, que disparaba el precio hasta niveles parecidos al gasto por las instalaciones, estamos hablando de cifras que superan los 10€ de inscripción, como ha sido el caso. 

En resumidas cuentas, organizar torneos, más que un marrón, es una putada. Es una putada porque lo que más brilla en un torneo suele ser los errores, no los aciertos, por mucha diferencia cuantitativa y cualitativa que haya entre ellos. Los errores son algo inevitable, errar es humano y todos lo sois somos. Es una putada porque hay gente que prefiere afirmar que una decisión que se ha tomado se ha hecho mediando intereses personales antes que pararse a preguntar, o siquiera a pensar, los motivos por los que se ha tomado. Lo peor de todo esto es tener que aguantar que, tras haberte pegado una paliza, tanto en horas de trabajo como en estrés mental, para organizar algo, encima te acusen de pretender lucrarte con ello. Que me aspen si se puede considerar beneficio el hecho de, en 70-80h de trabajo, obtener un beneficio, digamos, equivalente al precio de la inscripción, que es lo que se han ahorrado unas 14 personas esta Spring por su colaboración. Diez euros. Sacad los cálculos, pero creo que le pagaban más a los obreros en el S. XIX. 

Resulta más que evidente que no hacemos esto por beneficio económico. Tampoco tiene sentido pensar que se hace por beneficio deportivo, creo que en el campo se ven bastante claras las cosas y el juego de cada uno habla mejor que yo de ello. 

Quizá esto parece un berrinche momentáneo, pero os aseguro que no lo es. Sucede torneo a torneo y cada vez va desgastando más las ganas de los veteranos. Pero no todo es malo, no quiero terminar esto de mal rollito y me gustaría agradecer a aquellos que elogian y agradecen el trabajo realizado, que comprenden los errores e incluso que te los hacen ver de buenas maneras y con propuestas para darles solución, pero sin reproches y acusaciones infundadas. Esa es la gente que de verdad hace bien al Jugger y por la que merece la pena todo el trabajo realizado. Es esa gente la que se merece el esfuerzo. Bienaventurados sean, porque ellos heredarán el Jugger.

Nota para el lector: Se trata, como ya he dicho, de un batiburrillo de ideas de Lobo mezcladas con alguna propia mía y plasmadas a mi estilo. Espero compartir a partes iguales tanto los odios como los elogios por lo dicho.

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