martes, 6 de junio de 2017

Liga de Levante; recta final

Aprovechando el tirón de las musas vuelvo con la reseña del último torneo que hemos jugado, el penúltimo de la Liga de Levante. Como siempre, vamos a ponernos en antecedentes para explicarlo todo y de paso enrollarnos un poquito, porque parece que si no escribo cinco o seis párrafos de cosas innecesarias no queda esto bonito.

Llegábamos con la idea de sacar la suficiente ventaja a Pollos como para asegurar virtualmente el tercer puesto, a falta de una jornada. Además tenía una extraña curiosidad por ver cómo iba a jugar el equipo, porque después de la Spring me quedaron muy buenas sensaciones con respecto a la actitud sobre el campo de no depender de Kevin en tanta medida. Eso en este torneo creo que se ha notado bastante y eso es bueno, sobre todo para el propio Kevin, que no siempre podía echarse el equipo en la espalda y eso a veces lo podía llegar a desmotivar un poquillo.

En un principio lo teníamos complicado, porque con la primera ronda se olía un submarino de Pollos muy claro, al tener a Tercios en primera ronda, mientras que nosotros nos íbamos a enfrentar a Hidras y luego se avecinarían rivales mucho más duros. Ganamos a Hidras por bastante (lo siento, Esther, pero ya te dije que es nuestra forma de mostrar respeto al rival). El siguiente rival fue el equipo anteriormente conocido como Desertores Homelands, lo cual, como siempre, me ponía bastante nervioso. La verdad, no estoy seguro de si es que salieron directamente con los brazos bajados o fuimos nosotros los que jugamos realmente bien, pero lo cierto es que ganamos de mucha diferencia, contra lo esperado.

En ese momento el tantas veces vilipendiado sistema suizo hizo su aparición, esta vez para favorecernos. Nos tocó Elxcalibur, que supongo que vendría de ganar dos partidos también, en la ronda en la que esperábamos ya algún coco de los gordos. Esa victoria y los resultados de Pollos hasta el momento ya nos dejaban en muy buena posición para el objetivo del torneo, así que nos enfrentamos al cuarto rival, en este caso Tercios, con esa tranquilidad. El partido no fue malo por nuestra parte, la verdad, pero como siempre...las segundas partes nos machacan.

Aquí teníamos la oportunidad de pasar de ronda y completar el día casi perfecto. El rival fue Tribu Mahud y aquí vamos a entretenernos un poquito. Acostumbro a decir siempre el dolor de cabeza que me supone jugar contra esta gente, pero el partido de este domingo creo que ha sido uno de los mejores que he jugado, en lo relativo a emoción, igualdad y rocosidad del rival. Desde el principio del partido nos estaba costando una barbaridad jugar a lo nuestro y en ningún momento tuvimos controlado el partido. En estos casos, todos sabemos que la balanza la desequilibran las individualidades, así que sólo nos quedaba encomendarnos a que alguno de nosotros estuviese especialmente inspirado y decidiese el partido. Esta vez nos salió bien, la mayoría de nosotros respondió y pudimos llevarnos el elefante al agua. No se qué tiene este equipo que hace que termine cada partido contra ellos absolutamente exhausto.

Tras esa victoria ya pasábamos segundos y esperábamos rival en semifinales. Sinceramente, esperaba que volviese a tocar Tribu sólo para repetir el partidazo que acabábamos de jugar, pero de nuevo la inexplicable habilidad del suizo para hacer cosas raras hizo que Tribu se quedase fuera y nos tocase Verracos. Ese partido de semifinales tuvo una primera parte perfecta de nuestro lado y una remontada de Verracos en la segunda que terminó en jugg de oro para ellos. Me dio mucha rabia perder ese punto, porque tuve mi oportunidad de ser determinante en ese momento, pero conocerse es muy malo y ser muy largo también. Ambas cosas se dan en el caso de Álvaro, que me adivinó las intenciones en una maldad que se me ocurrió mientras pensaba: "me la marco, me la marco". Casi.

Como a todos nos dio rabia perder, dejé que el resto de locos se desahogaran un poco mientras me apartaba de las miradas y me iba a la parte de atrás del campo a reventar una puta garrafa contra la pared y darle patadas a pensar en lo sucedido. Cuando decidí lo que había que hacer y me desahogué debidamente, volví hacia donde estaban todos y nos conjuramos para hacer que el siguiente partido no se nos fuese de las manos. Una pequeña charlita, un par de gritos y ya estaba todo en orden de nuevo, listos para la acción. Ni que decir tiene que funcionó de maravilla. Recuerdo perfectamente pensar -y decir- durante el partido que todo está funcionando perfectamente, nos sale todo a nosotros y a ellos nada. No les dimos ni media oportunidad de meternos mano, a pesar de que los últimos partidos que hemos jugado contra ellos estuvieron igualadísimos (Hipnosapos).

Al final, terceros con la sensación de que se podría haber hecho un poquito más, pero con el objetivo cumplido con creces, así que el balance de la jornada es muy positivo, tanto por el resultado como por el nivel de juego mostrado, que en algunos momentos creo que ha sido magnífico. Todos estábamos deseando volver a jugar con Kevin y escuchar ese zumbido de la cadena tan característico, que suele preceder a un golpe seco y un grito de "bola vivo", un "bien, vamos" en mi cabeza y la señal  para mis piernas de buscar el hueco en ese lado. 

En lo personal, el tobillo, salvo en un momento muy concreto, no me molestó demasiado. Tuve alguna jugada buena en algún momento clave, pero fallé contra Verracos un 1 vs 1 que no tenía que haber fallado. La falta de entrenamiento de este mes me ha pasado un poco de factura y no tenía tanta fuerza en las piernas como en los últimos torneos como para afrontar esa jugada concreta. Sabiendo eso, se me apagaron las luces y salió una chapuza de ataque por mi parte que seguramente habría decantado el partido a nuestro favor, pero bueno, no sirve de nada lamentarse ahora. La verdad es que tenía un torneo que sabía que iba a ser complicado y creo que lo administré bastante bien para lo mal que podría haber ido, así que estoy también contento en ese sentido. Últimamente estoy volviendo a pasármelo bien en el campo y no a sufrir cada punto como si fuera un parto. No se si ha sido un cambio de actitud por mi parte o qué, pero creo que me favorece bastante.