Algunos habréis echado en falta una entrada para la semana pasada, ya que hubo jornada de la Liga de Levante y esas cosas. No, no me he muerto lástima. Tampoco me he cansado de escribir eso nunca. Lo cierto es que no he tenido mucho tiempo esta semana que acabó ayer, ya que formaba parte de la organización del torneo más tocho del Jugger: La Masters Cup.
Este año tenía la especial característica de, según el Modelo de Competición de Lume de la FEJ, decidía al campeón de España, con lo cual podría entenderse como el objetivo final de la temporada.
Antes de hablar de la Masters, os resumiré en unas pocas frases la última jornada de liga: Lluvia, mucha lluvia. Verracos, muchos Verracos. Pollos, muchos Pollos. Ya. Quedamos cuartos después de ganar a Verracos en el suizo (y luego perder en semifinales) y empatar (oh, vaya) con Pollos en el suizo para luego perder en el 3er y 4º puesto. La verdad, empezamos jugando bien y terminamos jugando como la mierda.
En cuanto a la Masters, llegábamos con esa mala experiencia de los últimos partidos jugados y una actitud que, creo, no nos favorecía en nada. Los dos primeros partidos, la verdad, no podría explicar los motivos de las sendas derrotas más allá que fueron partidos en los que un equipo jugaba para ganar (Verracos y Garres) y el otro para no perder (nosotros). El Jugger es un estado de ánimo, ha sido la definición de Hugo (Pollos) sobre este torneo, y qué razón tiene.
A pesar de la sensación de haber jugado como el ojete fatal, las derrotas no fueron especialmente abultadas. No recuerdo exactamente, pero anduvieron en torno a 2-3 puntos de diferencia. Viéndolo con perspectiva, o bien no jugamos tan mal o bien era momento de usar la frase de Laporta: AL LORO, QUE NO ESTAMOS TAN MAL, HOMBRE.
Llegamos al partido de Feedbacks, al menos yo, pensando que, de seguir así, no íbamos a ganar ni un partido en todo el torneo. Por suerte, por vicisitudes del destino, porque deus vult tenía que meterlo de alguna forma, despertamos en ese momento. Creo que fue un 11-0, muy contundente. Se puede decir que pagaron el pato de la bestia que se ha despertado con hambre y de muy mala leche.
Los siguientes que sufrieron la mala leche de esa bestia fueron los Pollos. Nos pusimos muy por delante desde el principio y luego fue simplemente tratar de mantener la renta hasta el final. En este momento fue cuando llegó Víctor Hugo de su clase dominical (sí, es así de guay, tiene clases los domingos). Él asegura que despertamos gracias a él, que pone muy nervioso a Kevin, se enfada y les pega a los demás niños con su cadena de 3 metros.
En cuartos de final nos esperaba Juggermeister con el refuerzo de Ronin. He de decir que Meister con Ronin me daba bastante respeto, porque me parecía darle una pistola a Bambi, casi literalmente, pero el partido me quitó la razón. Nuevamente sacamos a la palestra nuestra condición de counter de Meister y ganamos creo que 6-1 o así. Siempre salgo maravillado de cómo jugamos contra ellos, la verdad.
Sin la presión interna de tener que igualar el resultado de la última edición (fuimos cuartos), llegó el momento de enfrentarse con los fantasmas del pasado. El resto del equipo se enfrentaba a los fantasmas de los dos últimos partidos contra Verracos. Yo, además, me enfrentaba a mis propios fantasmas adicionales. Cierto es que el rival no era el mismo, pero el escenario me recordaba muchísimo a la última edición. La maldita última edición.
Suerte que ni el rival ni un servidor éramos o parecíamos ser los mismos. El equipo estuvo al nivel que se esperaba, incluso algo superior. Yo, al menos, no la cagué, que ya es bastante.
Con la victoria terminaba mi torneo, ya que al ser 9 uno de los qwikers se tenía que quedar fuera del partido siguiente qué ganas tengo de que se apruebe el nuevo reglamento. Perdimos 10-4 sin poder realmente hacer demasiado. Da la impresión de que sólo tenemos oportunidad de ganar a Tercios en uno de cada cinco o diez partidos y no termino de encontrar la razón. Seguiremos investigando.
En un plano personal, me he llevado muchas cosas que pensar a casa en este torneo. La primera es que el Jugger tiene cosas maravillosas y que hay que devolver siempre todo, tanto lo bueno como lo malo. El año pasado, en el peor momento que creo que hemos vivido como equipo, cuando peor estábamos todos, sobre todo los corredores, hubo ciertos detalles de mucha gente que me marcaron bastante y que no se olvidan. Creo que lo comenté ya en su momento, pero la actitud de los FDK al terminar el último partido me pareció lo más deportivo que he visto yo en el campo. El ver a un rival derrotado en todos los aspectos y pasar de celebrar a tratar de animarlo...esas cosas hay que devolvérselas al Jugger de alguna manera. Tuve la ocasión de hacerlo antes de la otra semifinal y después del 3r y 4º puesto con algún jugador de el equipo anteriormente conocido como Ninjas Almoradí, aunque no les hubiese ganado yo ese partido, pero creo que era algo que debía hacer en aquel momento. No todo va a ser rajar.
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