Hace algún tiempo se abrió el debate en la comunidad juggeriana española sobre la imagen del Jugger que daban los jugadores en los torneos y eventos varios. Se vertieron ríos de tinta y, como siempre, cada uno tiene un punto de vista distinto y no hay manera de llegar a un acuerdo que nos deje contentos a todos. Últimamente se reabrió el debate con la publicación de esa famosa tesis doctoral sobre la cultura friki, que en tan mal lugar nos deja y nos hizo reflexionar sobre si el hecho de que incluso una estudiante universitaria, colectivo que generalmente se presupone libre de prejuicios y con tendencia a documentarse antes de hacer su trabajo, vertiese los comentarios que vertió en su flamante tesis es realmente culpa de su escasa documentación o se trata de algo endémico que nos negamos a admitir, al menos el sector que pretende que el Jugger sea reconocido como deporte serio de una puta vez.
"Las opiniones son como los culos, cada uno tiene el suyo y todos huelen a mierda"
Recuerdo una entrevista a un paladín anónimo en un conocido blog sobre Jugger (La Cosa Esa De Los Palos) en la que se trataba este tema. Creo que no hubo nadie que leyese esa entrevista que no supiese de quién se trataba, y el que no lo supiese es que no conoce al sujeto en cuestión. De cualquier modo, dado que reconozco varios fragmentos de conversaciones que he tenido con esa persona sobre el tema, tengo bastante claro de quién se trataba.
He de decir que estoy bastante de acuerdo con la línea argumental general del Señor X, pero noto cómo su discurso se va desinflando conforme se acerca al momento de las acusaciones. Muy propio del Señor X, que no se moja ni en el anonimato...pero buen discurso y, sobre todo, buena propuesta.
Todavía me acuerdo de cuando tuve mi primer contacto con el Jugger, que consistió en un vídeo que me envió Cristian, ahora kette de Midnight, allá por enero del año en el que empezamos a jugar, y me dijo "tenemos que jugar a esto". Recuerdo que mi respuesta fue "vale, pero yo soy el que corre, yo palo no voy a llevar". ¿Sabéis qué partido era? Un Rigor Mortis - Zonenkinder. Casi nada.
Varios meses después, durante el verano, surgió el Jugger en Santa Pola y bajé a un "entrenamiento" a mirar. Lo que vi allí no me gustó demasiado, al menos no me gustó la gente, el deporte sí me pareció algo más entretenido, pero no la gran cosa, simplemente estaba ahí. Por alguna razón decidimos montar un equipo (Midnight) y jugar con aquel grupo de mañacos y frikis, al que conseguimos espabilar, despertar y convertir en lo que son hoy, unos hijos de puta de tomo y lomo.
Otro día contaré por qué conseguimos todo aquello y cómo lo hicimos, hoy simplemente quiero fundamentar una determinada opinión sobre el comportamiento de la gente en el Jugger y su relación con el desarrollo del mismo.
Cualquiera que conozca a los Midnight en Jugger puede decir sin duda que estamos locos, que somos unos cachondos, unos cabrones, unos fulleros, etc. Todo esa fama nos la hemos ganado en el backstage de los torneos, que es el momento en el que se debe hacer el chorra. Tampoco hay que llevar los torneos al extremo rancio de "vengo aquí a jugar y luego descansar, así que haced callar a esos jovenzuelos libertinos". No, oiga, somos (son, mejor dicho) gente joven, hacemos deporte y algunos llevamos tres meses sin vernos, nos gusta pasarlo bien. El problema del Jugger no es que la gente salga de fiesta las noches de los torneos (incido en el SALGA, fuera del pabellón, con el resto de la gente normal). Personalmente no lo hemos hecho nunca porque no somos tan buenos como para pasar la noche borrachos y rendir adecuadamente al día siguiente, preferimos ganar partidos y ya celebraremos luego aunque luego no celebremos nada porque no ganamos una mierda, pero oigan, cada uno es libre de hacer lo que quiera cuando sale del pabellón y del terreno de juego. ¿Acaso no hay Romarios, Ronaldinhos, Robinhos, Sorines, Neymars, etc. en fútbol? Querido amigo, salga usted, disfrácese de mujer, de Bleach, de Naruto o de lo que le venga a usted en gana, pero hágalo al terminar de jugar.
Caso distinto es el de los entrenamientos y partidos. En su momento llevamos una cruzada general contra el frikismo en los entrenamientos en Santa Pola que terminó con varias bajas de jugadores y una plata en un nacional. Sí, nuestros métodos son drásticos, pero somos jodidamente efectivos.
Va a parecer que soy una especie de Hitler exterminafrikis, lo cual no es cierto. A decir verdad, no se realizó ninguna acción directa contra eso, simplemente hubo una serie de gente que destacó muy pronto y que adquirió una gran autoridad (en alguna publicación posterior explicaré mi teoría sobre la autoridad). Dicha autoridad creó dos bandos, el de la gente que quería entrenar y conseguir buenos resultados con su equipo y el de la gente que sólo iba allí para mamonear, charlar, jugar al la PSP (SÍ, ¿A QUE TIENE MUCHO SENTIDO?), folletear y bailar. La suerte fue que el primer bando era notablemente más numeroso que el segundo y la cosa terminó en que algunos se cambiaron de bando y otros simplemente dejaron de bajar. No es que se pusiesen normas en el entrenamiento, pero sí que había reproches continuos, cabreos y alguna palabra más alta que otra, pero porque había momentos en los que llegaban a interrumpir nuestros entrenamientos con sus mamoneos, lo cual no se podía permitir.
No quiero centrar el objetivo de mis críticas al colectivo friki del Jugger, primero porque ponerse etiquetas de esas características me parece una soberana memez y segundo porque, puestos a desangrarnos, tú contra yo y puestos a etiquetar diría que ese concepto prácticamente incluye a todo el mundo. Todo el mundo es friki de algo, ¡por dios! ¡Si hasta leer es de frikis! Hago extensible mi crítica, como ya he dicho, a todas las actividades y comportamientos que tengan lugar durante un partido o un entrenamiento y que interfieran con el mismo, lo cual incluye desde bailar el aserejé hasta follar beber alcohol, pasando por llevar pelucas.
Señores, no podemos permitirnos la imagen que damos al mundo si queremos promover el Jugger como deporte. Bastante difícil lo tenemos ya con la propia esencia del asunto como para vestirnos raro, ponernos nombres de emperadores japoneses y bailar durante los entrenamientos. En los deportes serios, cuando se entrena, se entrena con ropa deportiva, se llega, se entrena y ya uno hace lo que le plazca, unos se quedan de tertulia, otros juegan a las cartas...es igual.
¿Tan importante es la imagen que damos al exterior? ¿Y lo que opinen los demás no está de más? ¿Quién detiene palomas al vuelo volando a ras de suelo? Señores, la imagen es el primer paso a la hora de acercarse a un deporte. Si pretendemos ya no hacer crecer, PERPETUAR el Jugger, necesitamos gente, personas, jugadores. No podemos encerrarnos en "yo voy a pasármelo bien con mis amigos" y crear un círculo endogámico en el cual sea extraordinariamente complicado entrar. Existe un brillante futuro por delante, con exhibiciones en grandes plazas, con partidos con público, con patrocinadores, con eventos magníficos, con clases de Jugger en los colegios, no lo manchemos con una falsa sensación de libertad permitiendo que haya equipos que jueguen con pelucas rubias y en calzoncillos Acadio, puta. Tenemos un gran hándicap que no lo es tanto en cuanto lo piensas un poco más a fondo. ¿Acaso no pensaría la gente mal sobre el hockey o el tenis cuando se verían por primera vez a los pioneros de esos deportes, hoy olímpicos? El problema que tenemos es que ese San Benito que tenemos colgado es muy complicado de quitar, recordemos que esto es España, país en el que los prejuicios son tradición nacional.
Dejemos de quejarnos de que son las rajadas y la polémica las que dan mala imagen al deporte, no es cierto. No hay deporte sin polémica, y si lo hay, es tremendamente insulso y aburrido. ¿Qué sería del fútbol sin la discusión en el bar sobre si fue penalti o fuera de juego? ¿No hubo fullas en el último España-Francia de baloncesto? ¿No hubo mal arbitraje? ¿Rajadas en Twitter? Al final la polémica en el Jugger se reduce a poco más que eso. El tema de los líos de faldas es harina de otro costal y pasa en las mejores familias. Nunca he estado de acuerdo con la gente que se queja de que "en Jugger hay más putas" o "en Jugger hay más gentuza". No, oigan, gentuza hay en todas partes y lo de las putas es un tema a discutir aparte (avanzo que incluiría a los buitres en el saco, que también tienen tela). De hecho, creo que lo que prima en Jugger al final es el buen rollo. De 200-300 partidos que se juegan en un torneo, conflictivos conflictivos son 2 o 3, cosa inevitable, teniendo en cuenta que es imposible que 300-400 personas se lleven bien entre si durante un fin de semana entero, y menos cuando se está compitiendo por algo. Soy al primero al que le molesta de manera terrible que le hagan trampa y como he dicho muchas veces, no entré al Jugger para hacer amigos. Además soy esa clase de persona a la que no le cae bien cualquiera, pero aún así me llevo bastante bien con la mayoría de gente y tengo que decir que, en general, el trato es cordial y amistoso, lo cual es de agradecer.
En el tema imagen se ha hablado mucho tanto de los nombres de los dorsales de los jugadores como los de los equipos. En este ámbito se ha discutido mucho, sobre todo en el primer punto, dado que parece que en el segundo nadie se atreve a meter mano. Está claro que es muy polémico meterse con la esfera individual de una persona, en concreto en cómo quiera hacerse llamar, pero en este caso debemos tomar ejemplo del resto de deportes serios del panorama social.
Primero, y esto es algo con lo que creo que todo el mundo está a favor, no se pueden permitir nombres que puedan ofender a personas o colectivos. Y digo NOMBRES, no números. Que un jugador lleve el 14 y otro distinto el 88 no me parece criticable siempre que en el dorsal o el nombre del equipo no ponga "cazajudíos" o algo por el estilo, no se si me explico.
El tema más polémico surge cuando pasamos a tratas los apodos. Está claro que a mi en el pueblo me pueden llamar Tikri, cuando en realidad me llamo Ambrosio Vicente, por ejemplo. Aún así, "Tikri" no tiene realmente nada que ver con mi nombre o apellidos, no existe una relación muy clara y evidente entre mi persona y ese apodo. Caso distinto es que alguien se apellide Gutiérrez y le llamen Guti, o alguien que se apellide Escudé, sea francés y se ponga en el dorsal SQD, se han dado casos. Pero que tus amigos te llamen Mewtwo, pues no me cuadra, la verdad. Yo no veo que Messi se ponga Pulga en la camiseta, o que Salvio se ponga Toto. Y no me parecería bien tampoco, ojo ahí, como es el caso de otros jugadores (alguien puso como ejemplo a Bicho, el del Barça B, yo ejemplifico con el Kun Agüero. Lo que está claro es que no es la práctica habitual.
En el tema nombres de equipos veo muy difícil que se pueda actuar, ya que hay equipos con nombres muy arraigados históricamente en Jugger y que no aceptarían un cambio. Sinceramente, yo sí votaría a favor de llamar a Midnight "Santa Pola Jugger Club" o algo parecido, pero la situación de los equipos alicantinos es distinta a, por ejemplo, los murcianos. No podría haber 18 Murcia Jugger Clubs, ya que no siempre los equipos son de una sola localidad. Para empezar se podría proponer una mezcla con los nombres actuales, estilo los equipos americanos (Atlanta Falcons, Chicago Bulls, etc.) y más adelante evolucionar al sistema de "one city, one club", pero eso ya es ensoñar demasiado para el momento en el que estamos.
Como sin duda habrá gente que diga "es que yo no quiero que el Jugger se desarrolle, quiero que sea como antes, que antes molaba porque jugabas con tus amigos", les animo a que organicen (o no) un circuito de torneos "no serios" y jueguen con sus amigos y sean todo lo poco serios que quieran, me parece perfecto. Hay quien preferirá no ver el Jugger como un deporte y no hacerlo prosperar y eso no tiene nada de malo. Aquí cada uno es libre de hacer lo que quiera, pero si la organización de un torneo es partidaria de estas líneas, que las haga cumplir. Si la mayoría de la comunidad española del Jugger quiere que se desarrolle y prospere como deporte, se debe actuar sobre cosas así.
Y las críticas a este último párrafo irán en el sentido de: "¿Pero por qué coño queréis hacer que sea un deporte serio? Es más divertido hacer el cabra en el campo y pasártelo bien con tus amigos."
Pues siento discrepar. A la gente a la que no le gusta el deporte en general se le hace muy raro entender la gran afición que tenemos aquellos a los que sí nos gusta. ¿Qué emoción hay en ver si esos 11 idiotas meten esa cosa redonda entre esos tres palos a base de patadas? ¿Qué emoción tiene darse de palos para meter una berenjena en un agujero? Queridos míos, no hay nada comparable a la sensación esa de "quedan 9 piedras para que termine el partido, vamos perdiendo de 1 y me acaban de matar. Cuando me levante tendré menos de 4 piedras para recorrer medio campo y empatar el partido" o la de "vamos empate, quedan 5 piedras y ese corredor se acerca para tratar de ganar el partido. Estáis solos, todo depende de vosotros" NO HAY NADA COMO ESA EMOCIÓN.
Tenemos un deporte espectacular que para ser perfecto necesita mucho desarrollo y financiación, trabajemos por conseguirlo.